España pretende reducir un 25% la obesidad infantil durante los próximos 8 años
4 de cada 10 niños/as de 6 a 9 años presentan sobrepeso u obesidad, según AESAN
La obesidad se ha duplicado en las niñas y las adolescentes en los últimos 20 años
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El Plan Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil presentado recientemente, tiene como objetivo reducir el exceso de peso en la infancia en un 25%, bajando, además, un 40% la brecha social asociada. Para ello, se establecen una serie de protocolos y recomendaciones que implican una serie de cambios y restricciones en todos los entornos relacionados con el menor con el fin de promover un estilo de vida saludable y sin sobrepeso.
Los datos que impulsan la creación de este plan son claros: 4 de cada 10 niños/as de 6 a 9 años (40,6%) en España presentan sobrepeso u obesidad, un 23,3% sobrepeso y un 17,3% obesidad, según el estudio «Aladino 2019» de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Estas cifras se complementan con las del estudio «Pasos 2019» de la Gasol Foundation, que concluyen que existe un 32,5% de exceso de peso en la adolescencia (de 12 a 16 años) y revelan un claro aumento de la obesidad en las niñas y las adolescentes en los últimos 20 años, concretamente el doble.
Para poder abordar este problema de manera global, era necesario elaborar un proyecto de esta envergadura en el que se han volcado todas las instituciones. El Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil 2020-2030 adopta una visión transversal, multinivel y holística para revertir los efectos de esta pandemia silenciosa. Presenta una hoja de ruta para el cambio en la próxima década y para ello, en su creación, ha contado con la participación de todos los actores que pueden hacerlo posible.
El Jefe del Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste de Madrid y miembro de la Unidad de Obesidad del Hospital Ruber Juan Bravo, el Dr. Alfredo Alonso Poza, considera que «era absolutamente necesario elaborar un plan para atajar la obesidad infantil porque es un problema que se aprecia desde los 6-7 años». «Los padres, los educadores y los propios niños tienen que ser educados para conocer los peligros de la obesidad y luchar contra la sobrealimentación», asevera el experto.
Este proyecto incluye más de 200 medidas para acabar con la obesidad infantil entre las que se incluyen algunas básicas como la prescripción del ejercicio físico, la incorporación de educación sobre nutrición a los planes de estudios, la promoción del uso saludable y equilibrado de las pantallas o la sensibilización de las familias sobre la importancia de los estilos de vida saludables.
El plan también incorpora algunas medidas novedosas como son la apuesta por las tarjetas digitales para obtener ayudas alimentarias, «abrir los patios escolares» para aumentar el acceso en horarios no lectivos o el aumento de los espacios verdes y deportivos en los núcleos urbanos para adoptar los cambios hacia una vida más sana de forma sencilla.
«Exigir medidas restrictivas a los productos con azúcar como se hace con otras sustancias que crean adicción. Está demostrado que el azúcar es adictivo y habría que limitar la administración de golosinas y snacks dulces en las máquinas expendedoras de los colegios. También es imprescindible incidir en medidas que promuevan el ejercicio que es primordial para su salud mental y física de los niños», destaca el doctor Alonso Poza
Estrategia de abordaje
El plan explica que hay que tener en cuenta la complejidad de la obesidad infantil, tanto por sus consecuencias, como por sus causas, para poder frenarla. Por eso establece un marco integral que garantice el derecho a la salud de niños, niñas y adolescentes en el que define, analiza y propone llevar a cabo diferentes acciones en sus entornos más cercanos: la familia, las escuelas, los centros de salud, internet y las instalaciones deportivas o patios de sus pueblos y ciudades.
Basándose en estas premisas, El Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil propone llevar a cabo su desarrollo en 6 líneas estratégicas:
- Generar un ecosistema social promotor de la actividad física y el deporte.
- Generar un ecosistema social promotor de una alimentación saludable.
- Generar un ecosistema social promotor del bienestar emocional y el descanso adecuado.
- Reforzar los sistemas públicos para promover estilos de vida saludables.
- Garantizar la protección de la salud de la infancia.
- Crear un cambio cultural hacia los estilos de vida saludables.
Lo primordial, por tanto, es llevar a cabo acciones y protocolos que promocionen los estilos de vida saludables. Dos comités de expertos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), una de las instituciones que ha participado más activamente en la creación del plan, abogan porque la obesidad y el sobrepeso se aborden desde la Pediatría de Atención Primaria. Plantean establecer Unidades Asistenciales Especializadas Pediátricas en los Hospitales, siempre con el trabajo coordinado de pediatras, enfermeros pediátricos, dietistas y graduados en actividad física.
Conseguir que los niños crezcan de manera más saludable en todos estos entornos pasa por promover los buenos hábitos en la alimentación, una vida activa, el bienestar emocional y el descanso adecuado. Para el cirujano, «Los primeros factores de riesgo están en el entorno familiar. Los padres con obesidad tienen malos hábitos alimenticios que pasan a los niños. Estos consumen productos nocivos como bollería industrial y dulces que les llevan a la sobrealimentación y por tanto a la obesidad. Cuando esta se manifiesta, conlleva un daño psicológico y social que acaba haciendo que el niño se retraiga y se refugie más en la comida. Este círculo vicioso hay que romperlo. Acudir a una consulta con el especialista en nutrición y al endocrino es fundamental en cuanto aparezcan los síntomas».
Para ello, el Plan afirma que es necesario reforzar los servicios públicos, proteger su salud y fomentar un cambio cultural involucrando a todos los actores: familias, profesorado, sanitarios, empresas, medios de comunicación, entidades del tercer sector, administraciones públicas de todos los niveles y, por supuesto, los propios niños, niñas y adolescentes.
Adolescencia y obesidad
La obesidad tiene un doble efecto negativo en la salud del adolescente, por un lado, provoca efectos psicológicos negativos y por otra, afecta a la salud y al desarrollo de sus órganos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de obesidad en niños y adolescentes en España se sitúa en un 10,8%, Si analizamos, además de la obesidad, el sobrepeso, encontramos que la cifra sube notablemente, afectando hasta al 38,4% de la población más joven.
El doctor explica que: «En España no tenemos todavía un problema muy grave de obesidad juvenil como en México o en EEUU aunque cada vez se ven más adolescentes con sobrepeso. En la consulta el número de pacientes entre 18-21 años se ha incrementado notablemente debido al aumento de ese sobrepeso en la adolescencia».
Esta enfermedad necesita un abordaje multidisciplinar en donde tienen que implicarse los especialistas pero también la familia: «Con la adolescencia llega cierta independencia y la familia ya no ejerce una influencia definitiva. Otros factores externos van a incidir en la obesidad como salir solo con los amigos, el acceso a restaurantes de comida rápida y a la compra malos alimentos. Hay que seguir insistiendo en la educación familiar y en formar en los peligros subyacentes» afirma el Dr. Alonso Poza.
Y concluye haciendo hincapié en un grupo especial de riesgo, los adolescentes con Diabetes tipo II: «La obesidad en estos paciente puede acarrear graves consecuencias ya que esta enfermedad implica alteraciones de los vasos sanguíneos, a nivel renal y a nivel oftalmológico que pueden llevar, incluso, a perder la vista».